jueves, 5 de febrero de 2009

Despertares*


Sus ojos, de tanto mirar entre las rejas están tan cansados que ya no pueden ver otra cosa, para ella es como si hubiera mil rejas y tras estas mil rejas no existiera un mundo. Camina en círculos una y otra vez y sus vigorosos pasos son como una danza ritual alrededor de un centro, donde una voluntad gigantesca yace paralizada; de vez en cuando el telón de los ojos se levanta en silencio y penetra una forma, se desliza por el silencio tenso de los hombros, llega al corazón y muere.

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